Nasry Asfura es proclamado presidente electo de Honduras tras un escrutinio marcado por la polémica

Honduras

Después de semanas de incertidumbre institucional y un conteo electoral accidentado, el conservador Nasry Asfura fue proclamado este miércoles presidente electo de Honduras. El resultado llega tras un proceso de escrutinio prolongado, cuestionado por la oposición y atravesado por fuertes tensiones dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Con el 99,93% de las actas computadas, el candidato del Partido Nacional obtuvo el 40,2% de los votos, superando por un margen estrecho al liberal Salvador Nasralla, quien alcanzó el 39,5%. La diferencia mínima entre ambos contendientes alimentó las denuncias de irregularidades y profundizó la polarización política en el país centroamericano.

Asfura, respaldado abiertamente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró la declaratoria y agradeció públicamente al órgano electoral. “Reconozco la labor de las consejeras y de todo el equipo que condujo las elecciones. Honduras, estoy listo para gobernar. No te voy a fallar”, escribió en su cuenta de X, donde se identifica como Papi a la orden.

La proclamación no contó con consenso pleno dentro del CNE. El consejero Marlon Ochoa, representante del oficialismo de Libre, rechazó la decisión adoptada por la presidenta del organismo, Ana Paola Hall, y por la consejera conservadora Cossette López. Ochoa calificó el cierre del proceso como un “golpe de Estado electoral” y anunció acciones legales ante el Ministerio Público.

Desde la presidencia del CNE, Hall defendió la legalidad del procedimiento y sostuvo que el organismo es la única autoridad facultada para declarar resultados. López, en tanto, denunció presiones políticas y advirtió sobre intentos del oficialismo por desconocer el desenlace electoral. “Estamos siendo atacadas por cumplir con Honduras”, afirmó.

El conflicto se agudizó durante el llamado escrutinio especial, un recuento voto por voto de 2.972 actas con supuestas inconsistencias. El proceso, que debía iniciar a mediados de diciembre, se retrasó por obstáculos administrativos, falta de acreditaciones partidarias y constantes interrupciones técnicas, lo que extendió el clima de inestabilidad.

En paralelo, simpatizantes del partido Libre protagonizaron protestas en distintas ciudades del país, alentados por sus dirigentes, quienes sostienen que hubo fraude masivo. Nasralla, por su parte, elevó el tono de sus reclamos y llegó a dirigirse directamente a Trump, acusando a Asfura de ser cómplice del silenciamiento de votos que, según él, le favorecían.

La presión internacional fue determinante en la recta final del conteo. El gobierno de Estados Unidos exigió públicamente la conclusión inmediata del proceso electoral y advirtió sobre posibles consecuencias contra quienes obstaculizaran la labor del CNE. Observadores internacionales también urgieron a cerrar el escrutinio para evitar una escalada mayor del conflicto.

Con la declaratoria oficial, Honduras entra ahora en una nueva etapa política marcada por un resultado ajustado, una oposición que no reconoce plenamente el desenlace y un escenario institucional tensionado que anticipa un inicio de mandato complejo para el presidente electo.

Fuente: El País

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