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Una de las ventanas del apartamento da al mar, las otras dos, al entramado urbano de El Cabanyal. Allí, en el antiguo barrio de pescadores de Valencia, se recuerda la figura del escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, autor de El nombre de la rosa, en un encuentro marcado por la calidez de su memoria y su influencia intelectual. Pero también afloran episodios menos conocidos de su vida, como la carta que permitió a una joven argentina salvarse de la dictadura en su país.

Lucrecia Escudero, semióloga argentina de 75 años, narra ahora su experiencia en el libro Umberto Eco (desclasificado). Semiótica de la salvación, de la periodista Mayte Aparisi Cabrera, cuya publicación está prevista para el primer trimestre de 2026, coincidiendo con el décimo aniversario del fallecimiento del autor, ocurrido en 2016. La obra recupera su relación personal y académica con Eco y su implicación política en momentos críticos de la historia reciente.

Escudero recuerda que, siendo estudiante en la Universidad de Rosario, escribió a Eco en 1976 para solicitar estudiar con él. En aquel entonces, Eco ya era un referente académico, aunque aún no había alcanzado la fama que le daría El nombre de la rosa. “Le escribí como quien escribe a Papá Noel. Y en pocas semanas llegó la respuesta: me aceptaba en su cátedra y me enviaba dedicado su Tratado de semiótica general”, relata Escudero.

Con esa acreditación, Escudero solicitó una beca del Instituto Italiano de Cultura en Argentina y logró trasladarse a Italia, dejando atrás un país sumido en la represión de la dictadura militar (1976-1983), donde desaparecían estudiantes y activistas. “Viví el viaje como una liberación. Muchos de los estudiantes que viajaron conmigo no tenían problemas políticos, pero yo sí, y no solo yo”, agrega.

El libro de Aparisi Cabrera se centra en la dimensión humana de Eco, más allá de su obra literaria y académica, incluyendo su intervención personal en la vida de Escudero y de otros jóvenes argentinos. También rescata testimonios de colegas y discípulas, como la catedrática emérita Cristina Peñamarín, que coincidió con Escudero en Bolonia en 1976 y mantiene lazos con ella hasta hoy.

El relato documenta además la interacción con instituciones italianas. El diplomático Enrico Calamai, entonces en la embajada italiana en Buenos Aires, asegura que el Instituto Italiano de Cultura actuaba de manera discreta para apoyar a estudiantes en riesgo, sin que se tratara de operaciones oficiales ni del Ministerio de Relaciones Exteriores. La historia evidencia cómo la iniciativa individual de Eco y de algunos funcionarios contribuyó a proteger vidas en un contexto de violencia política.

Umberto Eco (desclasificado) también narra el primer encuentro de Escudero con Eco en Bolonia, la compra de un convento en ruinas que inspiró su novela más famosa y la influencia de su obra en la cultura global, desde la literatura hasta la ópera, como la versión estrenada en abril de 2025 en La Scala de Milán. El libro ofrece así un retrato cercano de Eco y su legado, vinculado a la historia argentina y a la memoria de quienes encontraron en él un salvavidas intelectual y personal.

Fuente: El País

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